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El seguro como garantía de supervivencia de la mipyme en Iberoamérica.

Jesús Martínez Castellanos CEO LATAM de MAPFRE


Vivimos tiempos complejos marcados por diver- sos desafíos: los riesgos geopolíticos y sanitarios, la crisis climática y alimentaria, los problemas de las cadenas de suministro, la inflación, los altos tipos de interés o la escasez, entre otros, parecen haberse convertido en la nueva normalidad en la que la sociedad se ve obligada a seguir avanzando.


Las micro, pequeñas y medianas empresas (mi- pymes) no son ajenas a este contexto, pero mien- tras las grandes compañías cuentan con depar- tamentos especializados en la gestión de riesgos, las mipymes suelen tener una menor percepción del riesgo y afrontan los imprevistos con una menor protección, especialmente cuando habla- mos de Latinoamérica. Y es en este punto en el que las aseguradoras pueden convertirse en su gran aliado.


El proceso de protección y compensación de riesgos que lleva a cabo el sector asegurador contribuye de manera determinante al creci- miento económico y al avance de la sociedad. MAPFRE Economics, el servicio de estudios de MAPFRE, señala que existe una clara correlación entre el grado de desarrollo de una economía y la penetración del seguro (relación entre las primas de seguro y el PIB de un país). Así, una mayor presencia del seguro en Latinoamérica redundaría en un mayor impulso para la activi- dad económica de la región y, en consecuencia, en los niveles de bienestar de su población.


Las mipymes son un componente fundamental del tejido empresarial en América Latina, tanto por el número total de empresas como por su contribución a la generación de puestos de trabajo. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el 99% de las empresas formales latinoamericanas son mipy- mes y el 61% del empleo formal es generado por empresas de ese tamaño. Su peso en el tejido productivo y en el empleo las convierte en un actor central para lograr un crecimiento econó- mico más rápido y continuo, que al mismo tiempo sea incluyente y sostenible. Sin embargo, todo ello se contrapone a una participación en el producto interno bruto (PIB) regional de tan solo el 25%, situación que contrasta con la de los países de la Unión Europea, donde esta cifra alcanza, en promedio, el 56%.


El impacto del seguro en la mipyme


En el caso de Latinoamérica, el peso de los segu- ros en su economía representa en torno al 3% del PIB de la región, menos de la mitad que la media mundial, que se acerca al 7%. %. La preparación ante los riesgos es un asunto que afecta directa- mente a la propia supervivencia de la mipyme y, en consecuencia, a su productividad y contribu- ción al PIB. Incendios, robos, impagos, desastres naturales, son sólo algunos de los riesgos más comunes a los que están expuestas en su actividad.


En este sentido, cabe establecer una correlación entre el seguro y la supervivencia de la mipyme, donde el nivel de penetración del seguro en una sociedad es directamente proporcional a la edad media de las mipymes en ese mismo entorno, de tal forma que aquellas que apuestan por asegu- rar su actividad comercial tienen más probabili- dades de desarrollarla durante más tiempo que aquellas que deciden operar sin seguro. Por eso es fundamental que las mipymes sean cada vez más conscientes de los beneficios que les repor- ta asegurar su establecimiento, su actividad y sus empleados.


Uno de los principales problemas por los que esto ocurre en América Latina se debe a la dificultad que experimentan las compañías ase- guradoras para ofrecer sus productos a las mipy- mes, bien porque, directamente, no consiguen llegar a ellas, bien porque se encuentran diversas barreras que les dificultan llegar a ellas a través de los diversos canales de distribución a su alcance.


La oportunidad de la digitalización y la colaboración público-privada


En una región en la que el Banco Mundial señala que hay más teléfonos móviles que personas, la digitalización del sector asegurador presenta una gran oportunidad para llegar a las mipymes y ofrecerles las coberturas necesarias para prote- gerse de los riesgos más elementales vinculados a su actividad: los relativos al patrimonio, a la cuenta de resultados por la paralización de la actividad de la empresa o impagos por ventas a crédito, los riesgos de responsabilidad civil frente a terceros y los relativos a sus empleados (segu- ros médicos, de pensiones o de accidentes, entre otros). El seguro se convierte así en herramienta necesaria para hacer frente a estos y otros gran- des riesgos, especialmente en regiones menos preparadas para solventarlos, como la latinoamericana.


Sin embargo, nada de esto es posible sin el desa- rrollo de políticas públicas y el diálogo, complici- dad y apoyo de las administraciones que las dise- ñan. La Asociación de Ginebra, principal agrupa- ción internacional del sector asegurador, aboga en su informe Insurance Development in Emer- ging Markets: The role of public policy and regu- lation por una mayor colaboración público-priva- da, que incluye la pedagogía y educación finan- ciera, regulaciones que permitan la innovación y el desarrollo, y políticas que fomenten el acceso a los seguros. . Y para que el sistema funcione correctamente, los Estados tienen que poder hacerse cargo de las capas de protección más elevadas.


Para ello, es necesario sumar esfuerzos e impul- sar esa colaboración público-privada, no solo a través de propuestas y productos innovadores, sino también mediante el diseño de herramien- tas de seguimiento y fiscalización que permitan que la acción del seguro sea lo más eficienteposible. No basta con establecer la obligatorie- dad del seguro en determinados ámbitos, sino que es necesario hacer un seguimiento de ese cumplimiento. Sólo así podremos desarrollar todo el potencial del carácter social del seguro y contribuir a que la cultura aseguradora y su índice de penetración aumenten entre la pobla- ción latinoamericana, mejorando su bienestar social y económico.


Uno de los ámbitos de acción más habituales en la región es el del seguro agrícola o agropecua- rio. Países como México, Argentina, Paraguay o Colombia son un claro ejemplo de ello, por no hablar de Brasil, uno de los mayores exportado- res agrícolas del mundo según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuyo negocio agrario repre- senta cerca del 40% de las exportaciones del país. Entre los principales riesgos a los que se enfrenta este sector se encuentran las pérdidas millonarias por consecuencias climáticas. Es en estos casos en los que la existencia del seguro garantiza la sostenibilidad de la actividad agro- pecuaria, aunque ante situaciones de gran riesgo como las emergencias climáticas y desastres naturales, es necesaria, como señalaba anterior- mente, la convergencia del Estado y su ayuda para garantizar las capas de protección más elevadas, pues aquellos países que no son capa- ces de subvencionar ese seguro, lo convierten en prácticamente inasumible para los particulares.


Sostenibilidad


Podemos decir, pues, que el mayor riesgo tanto a corto como a largo plazo está relacionado con la sostenibilidad, entendida no sólo por el medio ambiente, sino también por las brechas de des- igualdad y las personas, que suelen ser las más afectadas tras crisis económicas de gran escala. Y es en materia de Sostenibilidad donde las mipy- mes se convierten en agentes clave para promo- ver prácticas comerciales responsables y reducir el impacto negativo en el planeta, pues tienen una menor huella ambiental en comparación con las grandes corporaciones, además de su su enfoque local y su mayor facilidad para la adopción de energías renovables, eficiencia energética y reducción de residuos.


Por eso, no hay nada más sostenible que contri- buir a asegurar el futuro de las personas, espe- cialmente cuando suceden eventos inesperados que, por no contar con protección contra ellos, pueden conllevar un importante retroceso en el desarrollo económico y social de las personas que los sufren, algo especialmente evidente en regiones como América Latina y el Caribe, con una de las brechas de protección del seguro más grandes a nivel mundial, estimada por MAPFRE Economics en 267.200 millones de dólares (254.026 millones de euros) en 2022, un 5,8% más que la estimada para 2021.


Desde nuestra posición como multinacional ase- guradora líder en Latinoamérica, MAPFRE aspira

a desempeñar un papel relevante y estratégico en el proceso de desarrollo del seguro para mipy- mes en la región. Buen ejemplo de ello es el seguro multirriesgo, que ofrece diferentes cober- turas bajo una misma póliza, protegiendo a las pequeñas y medianas empresas ante aquellos riesgos a los que están expuestas. MAPFRE tiene una presencia sólida en muchos países de Amé- rica Latina, lo que le permite llegar a un amplio espectro de su población.


Esta cobertura extensa significa que puede ofre- cer seguros a una gran cantidad de mipymes, incluidas aquellas en áreas rurales y remotas que a menudo tienen dificultades para acceder a estos servicios.


Conclusión

En conclusión, podemos decir que asegurar el futuro de estas empresas se revela como una estrategia fundamental para prevenir retrocesos en el desarrollo económico y social latinoamericanos. La com- plejidad de los tiempos actuales, sumada al amplísimo tejido de mipymes en la región, convierten al seguro en un aliado indispensable para el crecimiento económico y el progreso social en Latinoamérica.


Los procesos de digitalización y transición ecológica, acelerados a consecuencia de la pandemia, ofre- cen una oportunidad única para reducir la brecha de protección aseguradora, permitiendo al seguro llegar mucho más lejos, de una manera más ágil y sostenible, donde las mipymes emergen como agentes clave para promover prácticas comerciales responsables. Y en MAPFRE tenemos todo lo necesario para acompañar a la región en este proceso.

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