América Latina es, desde hace décadas, un importante polo de atracción turística, pero es también, en los últimos tiempos, un espejo en el que se refleja el futuro de un sector que aboga por ir en consonancia con la innovación e invertir en sostenibilidad y educación. Los últimos datos de la OMT muestran que el turismo en las Américas se está recuperando a un ritmo constante. En lo que llevamos de 2023 ya ha logrado situarse cerca de los niveles prepandémicos, con el 85% de los niveles de 2019[1] en estas mismas fechas.
Como bien sabemos quiénes formarnos parte de la Organización mundial del turismo, uno de los mandatos de la Organización es promover la actividad turística a través de inversiones, tanto tradicionales como innovadoras, para el desarrollo de un crecimiento económico competitivo y sostenible. Y en eso, América Latina y el Caribe han demostrado estar más que alineados.
Buena prueba de ello han sido recientes encuentros, como el Consejo Ejecutivo de la Organización, celebrado en la República Dominicana y, hace tan solo unas semanas, el encuentro de la Comisión Regional de las Américas en Ecuador.
Este encuentro vino acompañado además por un foro que, bajo el nombre de ‘Seminario sobre inversiones sostenibles: una estrategia hacia la competitividad’ puso el foco en cómo abordar en materia estratégica la consecución de los objetivos recogidos por la ONU en la agenda 2030 tomando el enfoque económico como punto de partida.
Y hay motivos para ser optimistas en este sentido. Según los datos abordados en ese encuentro, la inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe aumentó un 56% hasta alcanzar 134 mil millones de dólares en 2021, recuperando parte del terreno perdido en 2020[2]. Si miramos concretamente al sector turístico, se muestra la confianza de los inversores en la región: entre 2017 y 2023 se han registrado 2,198 proyectos lo que representa una inversión de capital de 192.6 miles de millones de dólares[3].
Unos objetivos para el futuro
Si hablamos de inversiones, la Organización Mundial del turismo ha marcado tres objetivos para la consecución del desarrollo económico y sostenible del que hablábamos al principio. Y esos son:
1. Mejorar el acceso a la financiación y las inversiones conectando a los principales agentes del turismo en una red mundial de alto nivel.
2. Promover inversiones que impulsen el crecimiento económico, la creación de empleo y la sostenibilidad del turismo ante fuentes de capital público y privado.
3. Desarrollar mecanismos de inversión sostenibles asociándose con las principales partes interesadas para movilizar recursos con un impacto positivo en el turismo.
Esos objetivos se complementan con varias acciones que la Organización promueve e impulsa. Tal es el caso del lanzamiento de guías de inversión para ayudar a quienes quieran iniciar un camino en este sentido en distintos lugares del mundo, y América Latina y el Caribe están en el centro de esa iniciativa. Colombia y República Dominicana han sido algunos de los primeros países en disponer de estas guías para fomentar la inversión en turismo y hacerlo, además, con los datos en la mano. Y estos días esa senda ha avanzado con una nueva guía.
Para ello la Organización Mundial del Turismo (OMT) ha firmado un acuerdo de colaboración con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). El objetivo principal es promover inversiones en las Américas a través de la cooperación técnica y de la creación de capacidades para el desarrollo del sector Turístico. Gracias a ese acuerdo, se crearán cinco guías para distintos países latinoamericanos. La primera ha sido Ecuador, pero le seguirán las de Barbados, El Salvador, Panamá y Uruguay.
El objetivo es que estas guías permitan rediseñar un marco de inversiones donde la educación, la innovación y la sostenibilidad sean los pilares fundamentales del desarrollo. Constituyen además, una herramienta única al servicio de la inversión turística ya que ofrecen, a través de la evaluación de diversas dimensiones, una información y unas orientaciones de gran valor sobre las ventajas y las condiciones de la inversión extranjera directa en un país.
Además, en el marco del seminario de inversiones y la Comisión Regional tuvo lugar la presentación de la guía de Inversiones ‘Tourism Doing Business, Invirtiendo en Ecuador’, de la que se desprenden datos que evocan un presente y un futuro prometedor para el país. Ecuador está en entre los 10 países con más proyectos nuevos en turismo, con ocho, lo que supone el 2.4% del mercado[4]. Y, además, durante esta presentación se dio a conocer una iniciativa más que innovadora: el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. En él se detalla la primera operación de canje de deuda por naturaleza realizada en el país latino. La mayor que hasta el momento se haya realizado en el mundo.
Una apuesta que viene en la línea de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la Organización de Naciones Unidas, pero que, además, también puede traducirse en cifras. De hecho, se calcula que la necesidad de reducir las emisiones presenta una oportunidad de inversión de 24.7 billones de dólares antes de 2030[5]. Y, si ponemos el foco en la región, solo para desarrollar una infraestructura sostenible en América Latina y el Caribe se calcula que la inversión necesaria alcanzará los 5.8 billones de dólares entre 2021 y 2040[6].
No obstante, no debemos olvidar que la mejor inversión que puede hacerse es, siempre, en las personas que acogen, crean empleo y que construyen futuro en el turismo, el sector más humano que existe.
[1] UNWTO -Informe de ejecución del programa de trabajo de las Américas (2023).
[2] UNCTAD World Investment Report 2022
[3] UWNTO - ReporteUNWTO based on fDi Intelligence from the Financial Times (2023)
[4] Greenfield investments report, UNWTO based on fDi Intelligence Financial Times.
[5] A Finance and Policy Blueprint for Emerging Markets, World Bank Group, Washington, D.C. (online), available at: www.ifc.org (25-01-2021).
[6] "Perspectivas Económicas de América Latina 2021" de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
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