Uno de los más importantes desafíos que enfrenta Iberoamérica es el de recuperar el crecimiento económico. En la década 2014-2023 América Latina habrá crecido solo a un 0,8% promedio anual, cifra que se encuentra muy por debajo incluso del 2% al que creció en la década de los 80, la llamada “década perdida”. En palabras del secretario ejecutivo de CEPAL, José Manuel Salazar-Xiriniachs, la región está enferma de bajo crecimiento. Y mientras tal enfermedad subsista no será posible reducir la pobreza, la desigualdad, la informalidad ni crear empleos de calidad.
Ahora bien, toda estrategia para relanzar el crecimiento no puede dejar de lado a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipyme), que aportan cerca del 30% del PIB de la región, que represen- tan más del 90% del tejido empresarial y que son responsables de alrededor del 70% de los puestos de trabajo.
Tales empresas se han consolidado también como importantes promotoras del emprendimiento y la innovación -las historias de startups y multilatinas que comenzaron como Mipyme abundan en la región además de ser una importante herramienta para el empoderamiento económico de las mujeres. . En efecto, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al menos una de cada 5 mujeres de la región está comenzando o gestionando una empresa, frente a 1 de cada 20 mujeres en Europa o América del Norte.
Sin embargo, pese al importante peso que tienen en la economía de la región y en su camino hacia un crecimiento más justo e inclusivo, las Mipyme suelen toparse con una serie de obstáculos que limitan su potencial.
El acceso al financiamiento es quizás uno de los más relevantes. Al respecto hay que tener presen- te, adicionalmente, que se trata de un problema que afecta a las mujeres emprendedoras. En efecto, más de un tercio de ellas ha experimenta- do dificultades para acceder a financiamiento formal y es común que se les aprueben menos préstamos, por montos más pequeños, con plazos más breves e intereses más altos, pese a que las mujeres muestran consistentemente mejores tasas de cumplimiento que los hombres.
La falta de regímenes tributarios y laborales especiales y simplificados que fomenten la reducción de la informalidad es otro de los retos que enfrentan las Mipyme latinoamericanas. Para que estas empresas sean realmente competitivas en entornos económicos caracterizados por altos niveles de informalidad (la OIT estima que el 50% del empleo en la región es informal) es fundamental contar con políticas que compensen, en alguna medida, los costos al empleo formal. En todo caso tales políticas deben diseñarse tratando de aminorar el riesgo de que los estímulos que se entreguen no se transformen en alicientes para que las empresas no crezcan por temor a perderlos.
Otro de los obstáculos que enfrentan las Mipyme se relaciona con los procesos de internacionalización. Mientras en Europa el 40% son exportadoras, en América Latina dicha cifra no supera el 10%. Entre las principales causas de esta diferencia se encuentran el ya mencionado difícil acceso al financiamiento, pero también las dificultades para identificar oportunidades de negocios y socios confiables en el exterior, así como la excesiva burocratización y lentitud de los programas públicos que existen para acompañarlas en estos procesos.
En tiempos de fragmentación y polarización la agenda pro Mipyme, que se hace cargo de estos desafíos, tiene una gran ventaja: no es ideológica. Existe un consenso transversal sobre la importancia de estas empresas y de la cooperación público-privada para fomentar un crecimiento económico más justo e inclusivo. La velocidad a que se están produciendo los cambios tecnológicos y productivos hace que la regulación en estas materias requiera de constantes revisiones y ajustes para mantener su vigencia y efectividad, y para eso es fundamental que exista un fluido diálogo público-privado que permita no solo la transmisión de información entre ambos sectores, sino que sobre todo la construcción de confianzas entre ellos.
Instancias como el Foro Iberoamericano de la Mipyme que se realizará en diciembre de este año en Medellín, es un espacio privilegiado para profundizar en las materias antes reseñadas, para los efectos de generar un ecosistema que permita desarrollar el potencial de estas empresas con el consiguiente beneficio para la región.
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